Guía para la confesión: ¿Qué es la confesión y cómo alcanzarla?
En los últimos años, los desastres se han ido agravando cada vez más, como terremotos, plagas, incendios, inundaciones y otros. Mucha gente se ha dado cuenta de que los desastres frecuentes son signos del regreso de Dios, y el día de Dios está sobre nosotros. El Señor Jesús dijo: “Haced penitencia, porque está cerca el reino de los cielos” (Mateo 4:17). Es evidente que sólo los que se arrepienten de verdad pueden ser protegidos por Dios y evitar ser devastados por los desastres. Entonces, ¿qué es el verdadero arrepentimiento? ¿Cómo podemos lograr el verdadero arrepentimiento? Exploremos este tema juntos.
¿Qué es el verdadero arrepentimiento?
¿Qué es el verdadero arrepentimiento? Mucha gente piensa: “Mientras le roguemos al Señor con arrepentimiento, asistimos a la Misa, recibimos la eucaristía, practiquemos la humildad y la paciencia, suframos, carguemos la cruz, cumplir la penitencia y hagamos muchas buenas obras, entonces significará que hemos logrado el verdadero arrepentimiento”. ¿Este punto de vista realmente está en línea con la voluntad de Dios? ¿Qué dice Dios? Dios dice: “[...] Santos seréis, pues, porque yo soy santo” (Levítico 11:45). Apocalipsis 22:14 predice: “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras en la sangre del Cordero, para tener derecho al árbol de la vida y a entrar por las puertas de la ciudad santa”. Dios es santo y odia el pecado del hombre. Así que el verdadero arrepentimiento se refiere al momento en que la gente ya no peque o se resista a Dios. Sólo cuando alcancemos la purificación y la transformación de nuestras actitudes corruptas, como el engaño, la arrogancia, la maldad y más, nos liberemos completamente de los grilletes y las limitaciones del pecado, seamos capaces de obedecer y amar completamente a Dios, y nunca nos rebelemos y resistamos a Dios, podremos ser personas que tengan un verdadero arrepentimiento y estén calificadas para entrar en el reino de los cielos.
Reflexionando sobre si tenemos un verdadero arrepentimiento
Comparémonos con los estándares requeridos por Dios para ver si tenemos un verdadero arrepentimiento. Aparentemente hacemos algunas buenas obras, pero ¿significa esto que ya no pecamos o nos resistimos a Dios? ¿Significa esto que hemos sido purificados? A menudo vivimos en el estado de pecar y confesarnos y somos incapaces de poner en práctica las palabras del Señor, así que ¿cómo podemos ser llamados personas que se arrepienten de verdad? Por ejemplo, aunque somos capaces de someter nuestro cuerpo, asistir a la Misa, recibir la eucaristía y dedicar a predicar el evangelio, y nos mostramos para que los demás nos tengan en alta estima y nos admiren. Podemos seguir luchando por la reputación y el interés, y participar en disputas celosas. En nuestra vida diaria, podemos ser tolerantes y pacientes con la gente y no pelear con otros, una vez que otras personas infringen nuestros intereses o hieren nuestro orgullo, sin embargo, llegamos a odiarlos, o incluso vengarnos de ellos. En nuestra vida hogareña, afirmamos que Cristo es la cabeza de nuestro hogar, pero somos egocéntricos, siempre queriendo tener la última palabra en todo y queriendo que los demás nos escuchen. Cuando nos encontramos con desastres o causados por el hombre, culpamos y malinterpretamos a Dios, e incluso podemos traicionarlo...
A partir de estos hechos, podemos ver que no importa cuántas buenas acciones hagamos en apariencia, cuánto trabajemos y cuán capaces seamos de sufrir y pagar un precio, esto no significa que tengamos un verdadero arrepentimiento. Sólo desechando nuestras actitudes corruptas y no pecando más para resistir a Dios, podemos ser personas que se arrepientan de verdad. Sólo tales personas son capaces de ser compatibles con Dios y son elegibles para entrar en el reino celestial.
¿Por qué es que no hemos logrado el verdadero arrepentimiento?
Tal vez algunas personas pregunten: “Nuestros pecados están perdonados porque hemos aceptado la salvación del Señor Jesús. Pero, ¿por qué seguimos viviendo en pecado y no logramos un verdadero arrepentimiento?” Leamos dos pasajes de las palabras de Dios y entonces entenderemos esta pregunta.
Dios dice: “Por todo lo que el hombre pueda haber sido redimido y perdonado de sus pecados, sólo puede considerarse que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre, que vive en un cuerpo de carne, no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando, interminablemente, su carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayor parte de la humanidad peca durante el día y se confiesa por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para el hombre, no podrá salvarlo del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto”. “Los pecados del hombre fueron perdonados, y esto es gracias a la obra de crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en su viejo carácter satánico corrupto del pasado. Así pues, el hombre debe ser completamente salvado de su carácter satánico corrupto para que su naturaleza pecadora le sea completamente extirpada y no se desarrolle más, permitiendo, así, que el carácter del hombre se transforme. Esto requeriría que el hombre entendiera la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También requeriría que el hombre actuara de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y pueda ser conforme a la voluntad de Dios, despojarse de su carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, emergiendo, así, totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa”.
De las palabras de Dios podemos ver que el Señor Jesús, de acuerdo con las necesidades del hombre en esa época, realizó la obra de la redención, se convirtió en una ofrenda por el pecado de la humanidad por medio de la crucifixión, y alivió al hombre de las maldiciones y la condena de la ley. Por lo tanto, mientras confesemos y nos arrepintamos de nuestros pecados al Señor, serán perdonados nuestros pecados, y entonces estaremos en condiciones de disfrutar de su abundante gracia. Sin embargo, lo que el Señor Jesús realizó fue sólo la obra de la redención que no implicó cambiar las naturalezas de las personas. Y las actitudes satánicas profundamente arraigadas en nosotros como la arrogancia y la vanidad, la torpeza y el engaño, y la maldad, todavía permanecen dentro de nosotros y son la fuente de nuestro pecado. Si no podemos deshacernos de estas actitudes corruptas, pecaremos frecuentemente y resistiremos a Dios a pesar de nosotros mismos. Este es un hecho innegable. Es decir, si nuestra naturaleza pecaminosa y la fuente de nuestro pecado no puede ser resuelta, no importa cuánto tiempo hayamos creído en el Señor, todavía no podemos lograr un verdadero arrepentimiento o dejar de pecar, y nunca entraremos en el reino de Dios.
Cómo lograr el verdadero arrepentimiento
Entonces, ¿cómo podemos lograr el verdadero arrepentimiento? El Señor Jesús profetizó: “Aún tengo otras muchas cosas que deciros; mas por ahora no podéis comprenderlas. Cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará todas las verdades necesarias para la salvación; pues no hablará de suyo, sino que dirá todas las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras” (Juan 16:12-13). “Quien me menosprecia, y no recibe mis palabras, ya tiene juez que le juzgue; la palabra que yo he predicado, ésa será la que le juzgue el último día” (Juan 12:48). La Biblia profetiza: “Pues tiempo es de que comience el juicio por la casa de Dios” (1 Pedro 4:16). Se puede ver en estos versos que hay muchas verdades que el Señor Jesús no nos había dicho cuando realizó Su obra. Así, el Señor Jesús nos prometió que volvería en los últimos días, expresando más y más elevadas verdades y realizando la obra de juzgar y purificar al hombre, permitiéndonos así liberarnos completamente de los grilletes del pecado, ser limpiados y lograr el verdadero arrepentimiento.
Ahora el Señor Jesús se ha hecho carne y ha vuelto. Él expresa todas las verdades para purificar y salvar a la humanidad y hace la obra de juicio comenzando por la casa de Dios para resolver completamente la causa de los pecados de la humanidad, para que la gente pueda lograr el verdadero arrepentimiento y el cambio, y ya no pecar o resistir a Dios. Esto cumple la profecía del Señor Jesús: “Que si alguno oye mis palabras, y no las observa, yo no le doy la sentencia, pues no he venido ahora a juzgar al mundo, sino a salvarlo. Quien me menosprecia, y no recibe mis palabras, ya tiene juez que le juzgue; la palabra que yo he predicado, ésa será la que le juzgue el último día” (Juan 12:47-48). Entonces, ¿cómo usa Dios las palabras para hacer la obra de juicio para purificarnos y permitirnos lograr el verdadero arrepentimiento? Leamos un pasaje de las palabras de Dios.
La Palabra de Dios dice: “En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él”.
En los últimos días, Dios expresa la verdad para hacer que la gente logre el verdadero arrepentimiento. Sus palabras revelan con total claridad nuestra naturaleza satánica de resistir y traicionar a Dios, nuestras actitudes hacia las palabras de Dios y nuestras búsquedas erróneas en nuestra creencia, y desvelan nuestras acciones y pensamientos más íntimos. Como una espada de doble filo, las palabras de Dios atraviesan nuestros corazones, y nos hacen conocer la raíz de nuestro pecado y ver claramente la verdad de nuestra corrupción a manos de Satanás, permitiéndonos reconocer cómo nuestra naturaleza y esencia está llena de arrogancia, engreimiento y traición. Conocemos claramente los requerimientos de Dios, pero siempre estamos controlados por estas actitudes satánicas, rebelándonos contra Dios y resistiendo a Dios en contra de nuestra voluntad, e incapaces de practicar la verdad, por lo que nos hemos convertido en la encarnación de Satanás. Ante el juicio y el castigo de Dios, hemos sido totalmente convencidos por las palabras de Dios, nos postramos ante Dios y comenzamos a odiarnos y a maldecirnos, y así tenemos un verdadero arrepentimiento. Mientras tanto, también sentimos profundamente que la Palabra de Dios es la verdad, es toda la revelación del carácter de Dios y lo que es la vida de Dios. Vemos que el carácter justo de Dios no tolera la ofensa, y que la esencia de la santidad de Dios no tolera las manchas. El resultado es que nace un corazón que reverencia a Dios, y comenzamos a buscar la verdad con todas nuestras fuerzas, y a comportarnos según la Palabra de Dios. Siguiendo nuestra comprensión gradual de la verdad, conocemos más y más la naturaleza satánica y la actitud satánica de nosotros mismos, y también conocemos a Dios más y más. Gradualmente, podemos practicar la verdad para compensar nuestras transgresiones pasadas, y entonces nuestras actitudes corruptas pueden ser purificadas. Poco a poco escaparemos de las ataduras del pecado, ya no estaremos controlados por las actitudes corruptas satánicas, ya no haremos el mal ni desafiaremos a Dios y podremos obedecer y adorar a Dios de verdad, y lograr el verdadero arrepentimiento. Por lo tanto, aceptar la obra de juicio de Dios en los últimos días es el único camino para que podamos lograr el verdadero arrepentimiento.
Ahora, la obra del juicio de Dios está llegando a su fin, y todo tipo de desastres ocurren uno tras otro, por lo que no tenemos muchas posibilidades de arrepentirnos. En este momento crucial, sólo aceptando la obra del juicio de Dios en los últimos días podemos escapar de los pecados y lograr un verdadero arrepentimiento. De lo contrario, nuestro sueño de entrar en el reino de los cielos nunca se realizará.
Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós