¿Qué es realmente la felicidad y cómo poder obtenerla?
Las palabras relevantes de Dios:
Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío. En consecuencia, muchos científicos sociales, historiadores y políticos han saltado a la palestra para expresar teorías de ciencias sociales, la teoría de la evolución humana y otras que contradicen la verdad de que Dios creó al hombre, para llenar los corazones y las mentes de la humanidad. Así, cada vez son menos los que creen que Dios lo creó todo, y son más los que creen en la teoría de la evolución. Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era del Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, al principio de que Él existe y que domina todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el destino de países y naciones ya no son importantes para estas personas, y el hombre vive en un mundo vacío, que se preocupa solo por comer, beber y buscar el placer… Pocas personas asumen la responsabilidad de buscar dónde Dios lleva a cabo Su obra hoy o cómo preside y organiza el destino del hombre. Y, de esta forma, sin el hombre saberlo, la civilización humana se vuelve cada vez menos capaz de cumplir los deseos del hombre e, incluso, todavía hay muchos que sienten que, viviendo en un mundo así, son menos felices que aquellos que ya han muerto. Hay incluso personas de países que solían ser muy civilizados que ventilan estas quejas. Y es que sin la dirección de Dios, por mucho que los gobernantes y sociólogos se devanen los sesos para preservar la civilización humana, todo es inútil. Nadie puede llenar el vacío en el corazón del hombre, porque nadie puede ser su vida, y ninguna teoría social puede liberarlo del vacío que lo aflige. Ciencia, conocimiento, libertad, democracia, ocio, comodidad; esto solo le brinda un consuelo temporal al hombre. Incluso teniendo esto, el hombre pecará inevitablemente y se quejará de las injusticias de la sociedad. Estas cosas no pueden refrenar su anhelo y deseo de explorar. Esto es porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido solo pueden llevarla a una angustia mayor y solo pueden causar que el hombre exista en un estado constante de miedo, sin saber cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llegará a temer a la ciencia y al conocimiento y, más aún, al sentimiento de vacío. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al destino de la humanidad. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios y el destino de la humanidad, mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la humanidad, son llamados “fenómenos sociales” por los sociólogos, pero ningún gran hombre puede surgir y resolver estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre, y ninguno de ellos puede reemplazar la posición y la vida de Dios. La humanidad no solo requiere una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y que sea igualitaria y libre; lo que necesita la humanidad es la salvación de Dios y Su provisión de vida. Solo cuando el hombre recibe la provisión de vida de Dios y Su salvación puede resolver las necesidades, el anhelo de explorar y el vacío espiritual.
Extracto de “Dios preside el destino de toda la humanidad”
Dios ha dado Su vida y lo que tiene y es a las personas para que estas puedan vivirla, para que logren transformar lo que Dios tiene y es y la verdad que Él les otorga en la dirección y la senda que van a vivir, en su propia vida, para que así puedan vivir según esta vida. Entonces, ¿podemos afirmar que Dios ha concedido voluntariamente Su vida a las personas, convirtiéndola, así, en su vida? ¿Y qué han recibido de Dios las personas? ¿Su expectativa, Su promesa o qué? Lo que ha recibido de Dios no son palabras vacías, ¡sino la vida de Dios! Además de otorgar vida a las personas, el único requisito que Él tiene para ti es que tomes esta vida de Dios, la conviertan en tu propia vida y la vivas. Cuando Dios ve que las personas viven esta vida, Él se siente satisfecho. Este es el único requisito de Dios. Por consiguiente, lo que los seres humanos obtienen de Dios es invaluable y, aunque Él le otorga a la humanidad estas cosas absolutamente invaluables, Él no gana nada; la mayor beneficiaria es la humanidad. Al aceptar las palabras de Dios como su vida, las personas también llegan a entender la verdad, obtienen los principios de lo que es ser humano, desarrollan las raíces que necesitan para ser humanos y obtienen la dirección que necesitan para seguir para ser humanos. Satanás ya no los engaña ni los ata; las personas malvadas ya no los engañan ni los utilizan, y las tendencias malvadas no los contaminan ni seducen. Los humanos viven libres entre el cielo y la tierra y son liberados. Pueden vivir genuinamente bajo el dominio de Dios sin que ninguna fuerza malvada u oscura les haga daño. Es decir que, mientras viven esta vida, ya no sienten ningún dolor, sino que viven felices y sin dificultades; viven libremente y tienen una relación normal con Dios. Ya no pueden rebelarse contra Dios ni oponerse a Él; por el contrario, pueden vivir genuinamente bajo la soberanía de Dios. Viven una vida correcta y adecuada, de adentro hacia afuera, y se convierten en auténticos seres humanos.
Extracto de “El hombre es el mayor beneficiario del plan de gestión de Dios”
Si las personas tienen una comprensión auténtica del carácter de Dios y pueden alabar sinceramente Su santidad y Su justicia, entonces significa que verdaderamente conocen a Dios y poseen la verdad; solo entonces viven en la luz. Solo una vez que cambia la visión que tiene una persona del mundo y de la vida, se transforma de manera sustancial. Cuando uno tiene una meta en la vida y se comporta de acuerdo con la verdad; cuando uno se somete absolutamente a Dios y vive según Sus palabras; cuando uno se siente en paz e iluminado hasta las profundidades del alma, cuando el corazón de uno está libre de oscuridad y cuando uno vive por completo y sin ataduras en la presencia de Dios, solo entonces uno lleva una verdadera vida humana y sólo entonces se convierte en alguien que posee la verdad. Además, todas las verdades en tu poder proceden de las palabras de Dios y de Dios mismo. El Soberano de todo el universo y de todas las cosas —el Dios Altísimo— te aprueba como una persona real que vive una verdadera vida humana. ¿Qué podría ser más significativo que la aprobación de Dios? Esto es lo que significa estar en posesión de la verdad.
Extracto de “Cómo conocer la naturaleza del hombre”
Sólo cuando el hombre alcance la verdadera vida del hombre en la tierra y todas las fuerzas de Satanás estén encadenadas, vivirá fácilmente sobre la tierra. Las cosas no serán tan complejas como lo son hoy: las relaciones humanas, las relaciones sociales, las complejas relaciones familiares, ¡causan tantos problemas y tanto dolor! ¡La vida del hombre aquí es tan desgraciada! Una vez el hombre haya sido conquistado, su corazón y su mente cambiarán: tendrá un corazón que reverencia a Dios y que le ama. Una vez conquistados todos los que están en el universo y que buscan amar a Dios, es decir, una vez derrotado Satanás y una vez este —como todas las fuerzas de la oscuridad— haya sido encadenado, la vida del hombre en la tierra será tranquila y podrá vivir libremente sobre la tierra. Si la vida del hombre estuviera libre de relaciones carnales y de las complejidades de la carne, sería mucho más fácil. Las relaciones de la carne del hombre son demasiado complejas; para este, tales cosas son la prueba de que aún tiene que liberarse de la influencia de Satanás. Si tuvieras la misma relación con cada uno de tus hermanos y hermanas, si tuvieras la misma relación con cada miembro de tu familia, no tendrías preocupaciones ni necesidad de inquietarte por nadie. Nada podría ser mejor y, de esta forma, el hombre se aliviaría de la mitad de su sufrimiento. Viviendo una vida humana normal en la tierra, el hombre será similar a los ángeles; aunque sigue estando todavía en la carne, será muy parecido a un ángel. Esta es la promesa final, la última que se le concede al hombre.
Extracto de “Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso”