Las señales de la gran tribulación en la Biblia han aparecido, ¿cómo poder ser protegidos por Dios?
Recientemente, la pandemia ha vuelto a estallar en muchos países. La situación es especialmente grave en la India: Se ha registrado el mayor número de casos de Covid-19 en un día en todo el mundo, y el número de muertes está creciendo rápidamente. La pandemia está completamente fuera de control. Los epidemiólogos de la India han advertido que la triple mutación (B.1.618) se ha detectado en muchos estados del país, y que es más infecciosa que otras cepas. Muchas personas viven con pánico y miedo y están completamente perdidas, preocupadas por la posibilidad de que ellos y sus familiares se infecten, y aún más temen morir o perder a sus seres queridos. Además, en varios países del mundo están aumentando las hambrunas, los terremotos, las inundaciones y las guerras. Ante las catástrofes que son cada vez mayores, la gente sólo puede invocar continuamente al Señor para que le cuide y le proteja. Sin embargo, ¿hemos pensado alguna vez en lo siguiente? ¿Cuál es exactamente la intención de Dios cuando ocurren las catástrofes y cómo podemos sobrevivir a ellas? Vamos a reflexionar hoy sobre esta situación.
La voluntad de Dios detrás de las catástrofes
Hace dos mil años, los discípulos del Señor Jesús le preguntaron: “Dinos ¿cuándo sucederá eso? ¿Y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?” (Mateo 24:3). El Señor Jesús respondió: “Oiréis asimismo noticias de batallas y rumores de guerra; no hay que turbaros por eso, que si bien han de preceder estas cosas, no es todavía esto el término. Es verdad que se armará nación contra nación, y un reino contra otro reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en varios lugares. Pero todo esto aún no es más que el principio de los males” (Mateo 24:6-8). Hoy en día, las catástrofes son frecuentes en todo el mundo. Los terremotos, las pandemias, las hambrunas, las guerras y las inundaciones se suceden, y sobre todo Covid-19 se ha extendido por todo el mundo. Estos signos nos muestran claramente que las profecías bíblicas sobre el regreso del Señor se han cumplido y que el Señor ya ha regresado. Así que nuestra prioridad urgente ahora es buscar la aparición y la obra de Dios. Sin embargo, la gente hoy en día se ha vuelto más y más malvada y corrupta. Mucha gente no reconoce la existencia de Dios, e incluso muchos creyentes en Dios persiguen cosas mundanas, viven sus vidas entregándose a la gula, la búsqueda de placeres y los deseos carnales y sensuales, muy pocas personas toman la iniciativa de buscar a Dios y Su aparición y obra. Aunque muchas personas han escuchado la noticia del regreso del Señor, no buscan ni investigan activamente, sino que ignoran la salvación de Dios de los últimos días. Por lo tanto, al permitir que ocurran estos desastres, Dios nos está enviando advertencias para despertar nuestros corazones apáticos y que podamos ver claramente que las profecías de Su venida ya se han cumplido y que Él ha regresado. Debemos buscar la aparición de Dios sin demora, pues sólo así tendremos la oportunidad de obtener la protección de Dios en los desastres.
El único camino para protegerse de las catástrofes
Entonces, ¿cómo podemos acoger al Señor y tener la oportunidad de obtener el cuidado y la protección de Dios? Veamos primero lo que dicen las palabras de Dios.
Dios dice: “ Quien tiene oído, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:6). “Mas llegada la medianoche, se oyó una voz que gritaba: Mirad que viene el esposo, salidle al encuentro” (Mateo 25:6). “Mis ovejas oyen la voz mía; y yo las conozco, y ellas me siguen” (Juan 10:27).
“Ya que estamos buscando las huellas de Dios, nos corresponde a nosotros buscar la voluntad de Dios, Sus palabras y declaraciones; porque dondequiera que haya nuevas palabras dichas por Dios, allí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están Sus hechos. Donde está la expresión de Dios, ahí aparece, y cuando aparece, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Al buscar las huellas de Dios, habéis ignorado las palabras ‘Dios es la verdad, el camino y la vida’. Y así, muchas personas, incluso cuando reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; todavía menos puede Dios aparecer por órdenes del hombre. Dios toma Sus propias decisiones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. Sea cual sea la obra que Él haga, no es necesario que la consulte con el hombre o busque su consejo, ni mucho menos que notifique de Su obra a cada persona. Este es el carácter de Dios, que debería además ser reconocido por todo el mundo. Si deseáis presenciar la aparición de Dios, seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero apartaros de vuestras propias nociones. No debes exigir que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo vais a buscar las huellas de Dios, cómo vais a aceptar la aparición de Dios, y cómo vais a someteros a Su nueva obra; esto es lo que el hombre debe hacer. Ya que el hombre no es la verdad y no está dotado de la verdad, debe buscar, aceptar y obedecer”. A partir de estas palabras de Dios, podemos saber claramente que el Señor pronunciará palabras cuando regrese, y si queremos darle la bienvenida y seguir Sus pasos, debemos prestar atención a la búsqueda de Sus palabras y a la escucha de Su voz. Cuando reconocemos la voz de Dios, significa que estamos viendo la aparición de Dios y acogiendo el regreso del Señor. Por eso, cuando otros nos predican el evangelio del regreso del Señor, no debemos rechazarlo ciegamente, ni ignorar lo que dice, sino que debemos tomar la iniciativa de buscarlo e investigarlo. Sólo así podremos dar la bienvenida al Señor y tener la oportunidad de obtener Su cuidado y la protección.
Hoy en día, grandes catástrofes se abaten sobre la humanidad, no quedan muchos días para que nos arrepintamos. Si usted permanece indiferente ante el regreso del Señor y no busca e investiga activamente la obra de Dios de los últimos tiempos para darle la bienvenida, ¿sabe cuál será la actitud de Dios hacia personas así? Esto es lo que Dios dice al respecto: “Cuando la humanidad estaba llena de corrupción y hasta un punto doloroso le desobedeció a Dios, Él tuvo que destruirla por Su carácter y Su esencia, y de acuerdo con Sus principios. Pero por Su esencia, Dios siguió compadeciéndose de ella, y hasta quiso usar diversas formas para redimirla, a fin de que continuase viviendo. El hombre, sin embargo, se opuso a Dios, siguió desobedeciéndole y se negó a aceptar Su salvación, es decir, se negó a aceptar Sus buenas intenciones. No importa cómo lo llamó Dios, le recordó, le proveyó, lo ayudó o toleró, el hombre no lo entendía ni lo apreciaba, ni le prestaba atención. En Su dolor, Dios no olvidó concederle al hombre Su máxima tolerancia, esperando que el hombre cambie de rumbo. Después de alcanzar Su límite, hizo lo que tuvo que hacer sin dudarlo. En otras palabras, hubo un período y un proceso específicos desde el momento en que Dios planeó destruir la humanidad hasta el comienzo de Su obra de destrucción de la misma. Este proceso existió con el propósito de capacitar al hombre para que cambiase de rumbo, y esta fue la última oportunidad que Dios le dio al hombre. ¿Qué hizo Dios, pues, en este período anterior a la destrucción de la humanidad? Llevó a cabo una cantidad significativa de trabajo recordatorio y de exhortación”.
“En el vasto mundo han ocurrido innumerables cambios: océanos que se desbordan en los campos, campos que se desbordan en los océanos, una y otra vez. Excepto por Él, que gobierna sobre todas las cosas en el universo, nadie es capaz de guiar y dirigir a esta raza humana. No hay poderoso que trabaje o haga los preparativos para esta raza humana, y, mucho menos, hay alguien que pueda llevar a esta raza humana al destino de la luz y liberarla de las injusticias terrenales. Dios lamenta el futuro de la humanidad y le duele que la humanidad se esté dirigiendo, paso a paso, hacia la decadencia y el camino sin regreso. Una humanidad que ha roto el corazón de Dios y ha renunciado a Él para ir en busca del maligno: ¿alguien se ha puesto a pensar en qué dirección podría ir una humanidad como esa? Es precisamente por esta razón que nadie siente la ira de Dios, que nadie busca una forma de complacerlo ni trata de acercarse a Él y, lo que es más, es la razón por la que nadie busca comprender el sufrimiento y el dolor de Dios. Incluso después de escuchar la voz de Dios, el hombre continúa en su propia senda, sigue apartándose de Dios, sigue evadiendo la gracia y el cuidado de Dios, y rehuyendo a Su verdad, y prefiere venderse a sí mismo a Satanás, el enemigo de Dios. Y ¿quién ha pensado —si el hombre persiste en su obstinación— en cómo Dios actuará hacia esta humanidad que lo ha rechazado sin mirar atrás? Nadie sabe que la razón de los repetidos recordatorios y exhortaciones de Dios se debe a que Él ha preparado en sus manos una calamidad como jamás se ha visto, una calamidad que será insoportable para la carne y el alma del hombre. Esta calamidad no es solamente un castigo de la carne, sino también, del alma”.
De estas palabras de Dios, podemos entender: Dios tiene la esencia de la santidad y detesta la maldad y la corrupción de la humanidad, por lo que no tiene otra opción que permitir que los desastres caigan sobre ella. Sin embargo, puesto que Dios creó al hombre, tampoco puede soportar que sea destruido de esta manera, y por lo tanto, antes de bajar os grandes desastres, da a todos la oportunidad de aceptar Su salvación. Así como cuando Dios dejó que Noé predicara el evangelio, cuando en el transcurso de más de un siglo, le dio al hombre la oportunidad de volver a Él para recibir Su salvación.
Lo mismo ocurre con la segunda venida de Dios. Primero, Él expresa la verdad para salvar al hombre, para que los hombres estén libres por completo de la atadura del pecado y puedan sobrevivir siendo protegidos por Dios para ser llevados al reino de Dios. Después de terminar la obra de Dios en los últimos días, la catástrofe llegará por completo y Dios comenzará a recompensar el bien y castigar el mal para poner fin a todo la era. Los grandes desastres, que no se han visto en milenios, están ante nuestros ojos. Es tal como lo profetizó el Señor Jesús: “Porque será tan terrible la tribulación entonces, como no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás” (Mateo 24:21). El tiempo que Dios ha permitido al hombre se está agotando, y la puerta de la gracia se cerrará pronto. Todo lo que podemos hacer es aprovechar esta oportunidad crucial para buscar e investigar la aparición y la obra de Dios en los últimos días, y acoger el regreso del Señor. Este es el único camino para obtener la protección de Dios en medio de los desastres.
Amigos, ¿queréis recibir al Señor cuanto antes?