Evangelio de Hoy - Juan 6:63
Evangelio de Hoy - Juan 6:63
Las palabras que yo os he dicho, espíritu y vida son.
De este versículo, podemos ver que las palabras de Dios son el fundamento de nuestra vida. Sin el suministro de las palabras de Dios, no importa cuán buena sea la vida material que disfrutamos, no es de ningún beneficio para nuestra vida. Sin embargo, a menudo estamos trabajando por la carne, y pensamos que es nuestra búsqueda apropiada. Algunas personas incluso pasan sus vidas persiguiendo el disfrute carnal. De hecho, el goce material sólo nos trae vacío y angustia espiritual además del placer momentáneo, porque las cosas materiales no pueden ser la vida del hombre. Como seres creados, debemos escuchar y obedecer las palabras de Dios, porque las palabras de Dios son vida. Son la garantía que asegura nuestra supervivencia, y son la forma de vida que debemos buscar. Tal como Dios dice: “El camino de la vida no es algo que cualquiera pueda poseer y tampoco es algo que cualquiera pueda conseguir con facilidad. Esto se debe a que la vida solo puede proceder de Dios, es decir, solo Dios mismo posee la esencia de la vida y solo Dios mismo tiene el camino de vida. Y, así, solo Dios es la fuente de la vida y el manantial del agua viva de la vida que siempre fluye. Desde que creó el mundo, Dios ha hecho mucha obra que implica la vitalidad de la vida, ha hecho mucha obra que le da vida al hombre y ha pagado un gran precio para que el hombre pueda alcanzar la vida. Esto se debe a que Dios mismo es la vida eterna y Dios mismo es el camino por el cual el hombre resucita. […] La fuerza de vida de Dios puede prevalecer sobre cualquier poder; además, excede cualquier poder. Su vida es eterna, Su poder extraordinario, y Su fuerza de vida no puede ser aplastada por ningún ser creado ni fuerza enemiga. La fuerza de vida de Dios existe e irradia su reluciente resplandor, independientemente del tiempo o el lugar. El cielo y la tierra pueden sufrir grandes cambios, pero la vida de Dios es la misma para siempre. Todas las cosas pueden pasar, pero la vida de Dios todavía permanecerá porque Él es la fuente de la existencia de todas las cosas y la raíz de su existencia. La vida del hombre proviene de Dios, la existencia del cielo se debe a Dios, y la existencia de la tierra procede del poder de la vida de Dios. Ningún objeto que tenga vitalidad puede trascender la soberanía de Dios, y ninguna cosa que tenga vigor puede eludir el ámbito de Su autoridad. De esta manera, independientemente de quiénes sean, todos se deben someter al dominio de Dios, todos deben vivir bajo el mandato de Dios y nadie puede escapar de Sus manos”.