Evangelio de Hoy - Mateo 6:14-15
Evangelio de Hoy - Mateo 6:14-15
Porque si perdonáis a los hombres las ofensas que cometen contra vosotros, también vuestro Padre celestial os perdonará vuestros pecados. Pero si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará los pecados.
Este versículo dicho por el Señor Jesús nos enseña el requerimiento para que nuestro Padre Celestial perdone nuestros pecados: Debemos perdonar a los demás. Cuando seamos comprensivos con las faltas de los demás, lo mismo será el Señor con nosotros. En la vida real, muchas veces, cuando otros hablan y hacen cosas que afectan nuestros intereses o nos lastiman, abrigamos el rencor y odio fácilmente. Pero, el Señor desea que seamos capaces de tratar a los demás con amor, tolerar y perdonar las faltas de los demás. En cuanto a esto, la Biblia también registra: “Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano cuando pecare contra mí?, ¿hasta siete veces? Le respondió Jesús : No te digo yo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete, o cuantas te ofendiere” (Mateo 18:21-22). ¿Cuál es el verdadero significado del requerimiento que nos hace el Señor en este pasaje? Las palabras de Dios dice: “El propósito logrado por el número en esta metáfora es permitir a las personas entender la intención del Señor Jesús en el momento en que dijo esto: se debía perdonar a los demás, no una vez, ni dos ni siete veces, sino setenta veces siete. ¿Qué tipo de idea está presente en la idea de ‘setenta veces siete’? Es conseguir que las personas conviertan el perdón en su propia responsabilidad, algo que deben aprender y un ‘camino’ que deben acatar. Aunque esto solo fuera una metáfora, servía para destacar la idea fundamental. Ayudaba a las personas a apreciar profundamente lo que Él quería decir y a encontrar las formas propias de practicar, así como los principios y los estándares de práctica. Esta metáfora ayudaba a las personas a entender claramente y les daba un concepto preciso, que deberían aprender el perdón y perdonar cuantas veces haga falta, sin condiciones y con una actitud de tolerancia y comprensión hacia los demás”.
A partir de las palabras de Dios, entendemos que Dios nos pide que perdonemos siempre a los demás sin condiciones, que tratemos el perdón como nuestra responsabilidad. No basta que lo hagamos solo con la boca, porque dicho perdón es un disfraz, es una falsificación que no es conforme a la voluntad de Dios. Perdonar es abandonar el prejuicio o el odio hacia los demás desde el fondo del corazón, la práctica como esta es compatible con la voluntad de Dios.