10 versículos bíblicos sobre cómo orar
En nuestra vida diaria, la verdadera oración nos hace obtener con frecuencia la guía de Dios y estar más cerca de Él. Pero muchas veces, cuando oramos a Dios, no podemos recibir la respuesta ni sentir la presencia del Señor, y esto causa que perdamos ganas de orarle a Dios ¿Por qué pasa esto? ¡Las Escrituras y las palabras relacionadas con la oración te dirán cómo orar a Dios, te animarán a caminar con Cristo todos los días y te ayudarán a experimentar el poder de la oración!
Orar a Dios con corazón sincero
Lo que más valora Dios es si tenemos un corazón honesto ante Él, es decir, si podemos hablarle con palabras sinceras. Debemos tener un corazón que teme a Dios y adorarlo con un corazón sincero, solo así, nuestras oraciones son aprobadas por Dios. Cualquiera que no esté orando con el corazón en la mano, y simplemente sigue una formalidad y un proceso, dice palabras grandilocuentes y vacías y va en contra de su corazón, o pretende decir cosas bonitas delante de Dios, entonces está engañando a Dios, y ciertamente, Él no va a escuchar las oraciones hechas sin corazón.
“Cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque tales son los adoradores que el Padre busca” (Juan 4:23).
“En la oración no afectéis hablar mucho, como hacen los gentiles, que se imaginan haber de ser oídos a fuerza de palabras” (Mateo 6:7).
“Asimismo cuando oráis no habéis de ser como los hipócritas, que a propósito se ponen a orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos de los hombres. En verdad les digo que ya recibieron su recompensa” (Mateo 6:5).
“Tú, al contrario, cuando hubieres de orar, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora en secreto a tu Padre, y tu Padre, que ve lo más secreto, te premiará en público” (Mateo 6:6).
“Ascienda mi oración ante tu acatamiento, como el olor del incienso; sea la elevación de mis manos tan grata, como el sacrificio de la tarde” (Salmos 141:2).
Las palabras relevantes de Dios:
Cuando oras, debes tener un corazón tranquilo ante Dios y debes tener un corazón sincero. Estás realmente teniendo comunión y orando con Dios; no debes intentar adular a Dios con palabras elegantes. La oración se debe centrar en torno a aquello que Dios quiere conseguir ahora mismo. Pídele a Dios que te conceda mayor iluminación y esclarecimiento, lleva tu estado actual y tus problemas delante de Su presencia cuando ores, incluyendo la resolución que tomaste ante Dios. Orar no es seguir un procedimiento sino buscar a Dios con un corazón sincero. Pide que Dios proteja tu corazón, para que tu corazón esté tranquilo ante Él con frecuencia; para que en el ambiente en el que te ha puesto, te conozcas, te desprecies y te abandones, permitiéndote así tener una relación normal con Dios y convirtiéndote verdaderamente en alguien que ama a Dios.
Extracto de “Acerca de la práctica de la oración”
Orar por hacer la voluntad de Dios
Cuando oramos, no debemos solo por pedir gracia, sino también por la realización de la voluntad de Dios en la tierra con un corazón que es compatible con Dios. Esta es también una forma práctica que hace que las oraciones de los católicos sean aprobadas por Dios. Pensamos en la oración del Señor Jesús a Dios Padre en el cielo en el huerto de Getsemaní, le oró con un corazón de obediencia y con una actitud de búsqueda, y consideraba la voluntad de Dios, sin exigencias ni Su propia elección, solo por hacer la voluntad del Padre. De esto podemos ver que las oraciones por hacer la voluntad de Dios son aprobadas y escuchadas por Dios.
“Ved, pues, cómo habéis de orar: padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra, como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día; y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación; mas líbranos de mal. Amén” (Mateo 6:9-13).
“Y adelantándose algunos pasos, se postró en tierra, caído sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, no me hagas beber este cáliz; pero, no obstante, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú” (Mateo 26:39).
Las palabras relevantes de Dios:
Se ha de orar con un corazón que busca y se somete. Cuando te ocurre algo, por ejemplo, y no estás seguro de cómo abordarlo, podrías decir: “¡Dios! No sé qué hacer en este caso. Quiero satisfacerte en este asunto y quiero buscar Tu voluntad. Hágase Tu voluntad. Quiero hacer Tu voluntad y no la mía. Sabes que toda la voluntad humana está en contra de la tuya, se opone a ti y no está de acuerdo con la verdad. Te pido que me esclarezcas, que me guíes en este asunto y no dejes que te ofenda…”. Este es el tono adecuado para orar. Si simplemente dices: “Dios, te pido que me ayudes, me guíes, me proporciones el ambiente correcto y la gente adecuada, y me dejes hacer bien mi trabajo…”, entonces, después de orar, todavía no habrás captado la voluntad de Dios, ya que le habrás estado pidiendo que actúe según tu propia voluntad.
Extracto de “La trascendencia de la oración y su práctica”
Orar a Dios con fe y perseverancia
Dios es todopoderoso, y Su sabiduría es insondable. A veces, después de orarle al Señor, pronto nos iluminará para comprender Su voluntad, abriéndonos un camino y resolviendo nuestras dificultades; a veces tenemos que esperar varios días o más para recibir Su respuesta. Por eso, es muy importante que no nos desanimemos por no recibir la respuesta del Señor después de haber orado muchas veces. Debemos aprender a esperar y a obedecer, y al mismo tiempo, debemos seguir orando al Señor para buscar Su voluntad, porque muchas veces Él usa ese ambiente para probar nuestra fe.
“Perseverad en la oración, velando en ella y acompañándola con acciones de gracias” (Colosenses 4:2).
“Haciendo en todo tiempo con espíritu y fervor continuas oraciones y plegarias, y velando para lo mismo con todo empeño, y orando por todos los santos o fieles” (Efesios 6:18).
“Pedid, y se os dará; ¡buscad, y hallaréis!: llamad, y os abrirán. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8).
Las palabras relevantes de Dios:
Dios contesta las oraciones de las personas a Su propio ritmo, y a veces prueba tu fe para ver si eres leal ante Él. Cuando oras, debes tener fe, perseverancia y determinación. Cuando comienzan a formarse, la mayoría de las personas se desaniman porque no son conmovidas por el Espíritu Santo. ¡Esto no puede ser! Debes ser persistente, te debes enfocar en sentir el que el Espíritu Santo te conmueva y en buscar y explorar. A veces, la senda de tu práctica no es correcta y, a veces, tus motivos personales y nociones no pueden permanecer firmes ante Dios y por eso el Espíritu de Dios no te conmueve. Otras veces, Dios se fija en si eres leal o no. En resumen, en la formación debes pagar un precio más alto. Si descubres que te estás desviando en tu senda de práctica, puedes cambiar la forma en la que oras. Mientras busques con un corazón sincero y anheles recibir, entonces el Espíritu Santo con toda seguridad te llevará a esta realidad. A veces oras con un corazón sincero, pero no sientes que hayas sido conmovido de manera especial. En momentos como estos, debes confiar en la fe y en que Dios observe tus oraciones; debes perseverar en ellas.
Extracto de “Acerca de la práctica de la oración”