9 versículos bíblicos sobre la obediencia a Dios— ¿Qué es la obediencia a Dios?

La obediencia a Dios es vital para cada uno de los católicos, porque nuestra vida proviene de Dios. Pero en la vida real, a menudo dejamos a Dios a un lado y escuchamos a la gente. Debido a que nos hemos desviado de la verdad de la obediencia a Dios en la vida real, no podemos obtener la aprobación de Dios. Lee los siguientes versículos bíblicos y las palabras de Dios sobre la obediencia a Dios para comprender la importancia de la obediencia a Dios y cómo obedecer a Dios.

Versículos bíblicos sobre la obediencia a Dios—— Obedecer a Dios no al hombre

Otras lecturas:

“Subordinados unos a otros por el santo temor de Cristo” (Efesios 5:21).

“¿Por ventura Yavé no estima más que los holocaustos y las víctimas, el que se le obedezca a su voz? La obediencia vale más que los sacrificios, y el ser dócil importa más que el ofrecer la grasa de los carneros” (1 Samuel 15:22).

“Seguid a Yavé Dios vuestro, y temedle, y guardad sus mandamientos, y oíd su voz: a él habéis de servir, y con él debéis estrecharos” (Deuteronomio 13:4).

“Yo soy Yavé Dios vuestro: Seguid mis mandamientos, observad mis leyes, y ponedlas en práctica” (Ezequiel 20:19).

“Estad, pues, sujetos a Dios, y resistid con su gracia al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:6).

“A lo cual respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

“Hizo, pues, Noé todo lo que Dios le había mandado” (Génesis 6:22).

“Y para que el reino, y la potestad, y la magnificencia del reino, cuanta hay debajo de todo el cielo, sea dada al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino sempiterno, y a él le servirán y obedecerán los reyes todos” (Daniel 7:27).

“Con todo si temiereis a Yavé, y le sirviereis, y escuchareis su voz, y no fuereis rebeldes a sus palabras, entonces, así vosotros como el rey que os gobierna, seréis dichosos siguiendo a Yavé Dios vuestro” (1 Samuel 12:14).

Las palabras relevantes de Dios:

La sumisión a la obra de Dios debe ser tangible real y debe vivirse. La sumisión superficial por sí sola no puede recibir el elogio de Dios, y solamente obedecer los aspectos superficiales de Su palabra, sin buscar el cambio en el propio carácter, no es conforme al corazón de Dios. La obediencia a Dios y la sumisión a Su obra son la misma cosa. Los que solo se someten a Dios, pero no a Su obra, no pueden considerarse personas obedientes, mucho menos, aquellos que no se someten de verdad, sino que son aduladores por fuera. Aquellos que se someten verdaderamente a Dios pueden sacar provecho de la obra y alcanzar una comprensión del carácter y la obra de Dios. Solo esas personas se someten verdaderamente a Dios. Tales personas pueden obtener un nuevo conocimiento y experimentar nuevos cambios a partir de la nueva obra. Solo estas personas son elogiadas por Dios; solo estas personas son perfeccionadas, y son solo ellas cuyo carácter ha cambiado. Los que son elogiados por Dios son los que se someten de buen grado a Él, así como a Su palabra y Su obra. Solo esas personas están en lo correcto; solo este tipo de personas desean sinceramente a Dios y lo buscan sinceramente.

Extracto de “Los que obedecen a Dios con un corazón sincero, con seguridad serán ganados por Él”

El elemento clave para obedecer a Dios es apreciar la nueva luz y ser capaz de aceptarla y ponerla en práctica. Solo esto es la verdadera obediencia. Los que carecen de la voluntad de anhelar a Dios son incapaces de someterse intencionadamente a Él, y solo se pueden oponer a Dios como resultado de su satisfacción con el estado actual de las cosas. Que el hombre no pueda obedecer a Dios se debe a que lo posee lo que vino antes. Las cosas que vinieron antes les han dado a las personas todo tipo de nociones e imaginaciones acerca de Dios, y estas se han convertido en la imagen de Dios que tienen en su mente. Por lo tanto, en lo que creen es en sus propias nociones y en los estándares de su propia imaginación. Si mides al Dios que hace una obra real a día de hoy contra el Dios de tu propia imaginación, entonces tu fe proviene de Satanás y está manchada con tus propias preferencias; Dios no quiere esta clase de fe. Independientemente de lo elevadas que sean sus credenciales e independientemente de su entrega, incluso si han dedicado toda una vida de esfuerzos a Su obra y se han martirizado, Dios no aprueba a nadie que tenga una fe como esta. Él solo les concede un poco de gracia y les permite disfrutarla por un tiempo. Personas como estas no pueden poner en práctica la verdad. El Espíritu Santo no obra en su interior y Dios las eliminará a cada una de ellas, una por una. Sean viejos o jóvenes, los que no obedecen a Dios en su fe y tienen las intenciones equivocadas son los que se oponen e interrumpen, y Dios eliminará indiscutiblemente a esas personas. Los que no tienen la más mínima obediencia a Dios, que solo reconocen Su nombre y tienen cierta idea de Su bondad y hermosura, pero que no mantienen el ritmo de los pasos del Espíritu Santo, y no obedecen la obra y las palabras presentes del Espíritu Santo, esas personas viven en medio de la gracia de Dios y Dios ni las ganará ni las perfeccionará. Dios perfecciona a las personas por medio de su obediencia, por medio de su comer, beber y disfrutar las palabras de Dios y por medio del sufrimiento y refinamiento en sus vidas. Solo por medio de una fe como esta el carácter de las personas puede cambiar, y solo entonces pueden poseer el conocimiento verdadero de Dios. No estar satisfechos con vivir en medio de la gracia de Dios, anhelar activamente la verdad, buscar la verdad y ser ganados por Dios, esto es lo que quiere decir obedecer conscientemente a Dios y esta es precisamente la clase de fe que Él quiere. Las personas que no hacen nada más que disfrutar la gracia de Dios no pueden ser perfeccionadas o cambiadas, y su obediencia, su piedad, su amor y su paciencia, todo es superficial. Las que solo disfrutan la gracia de Dios no pueden conocer a Dios realmente, e incluso cuando conocen a Dios, su conocimiento es superficial, y dicen cosas como que “Dios ama al hombre” o que “Dios es compasivo con el hombre”. Esto no representa la vida del hombre y no demuestra que las personas conozcan verdaderamente a Dios. Si, cuando las palabras de Dios las refinan, o cuando Sus pruebas vienen sobre ellas, las personas no pueden obedecer a Dios —si, en cambio, se vuelven indecisas y caen— entonces no son obedientes en lo más mínimo. Dentro de ellas hay muchas reglas y restricciones acerca de la fe en Dios; antiguas experiencias que son el resultado de muchos años de fe o varias reglas que se basan en la Biblia. ¿Podrían personas como estas obedecer a Dios? Estas personas están llenas de cosas humanas, ¿cómo podrían obedecer a Dios? Su “obediencia” va de acuerdo a sus preferencias personales, ¿querría Dios una obediencia como esa? Esto no es obedecer a Dios, sino adhesión a las reglas, es satisfacerse y apaciguarse a uno mismo. Si dices que esto es obediencia a Dios, ¿acaso no blasfemas contra Él?

Extracto de “Debes obedecer a Dios al creer en Dios”

Al afrontar los problemas de la vida real, ¿cómo deberías conocer y entender la autoridad de Dios y Su soberanía? Cuando te enfrentes a estos problemas y no sepas cómo entender, gestionar ni experimentarlos, ¿qué actitud deberías adoptar para demostrar tu intención de someterte, tu deseo de someterte y la realidad de tu sumisión a la soberanía y las disposiciones de Dios? Primero debes aprender a esperar; después, debes aprender a buscar y, después, debes aprender a someterte. “Esperar” significa esperar el tiempo de Dios, a las personas, los acontecimientos y las cosas que Él ha organizado para ti, esperar que Su voluntad se revele gradualmente para ti. “Buscar” significa observar y entender las intenciones reflexivas de Dios para ti por medio de las personas, los acontecimientos y las cosas que Él ha establecido, entender la verdad a través de ellos, entender lo que los humanos deben lograr y el camino al que deben ceñirse, entender qué resultados quiere obtener Dios en los humanos y qué logros quiere conseguir en ellos. “Someterse”, por supuesto, se refiere a aceptar a las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios ha orquestado, aceptar Su soberanía y, por medio de ella, llegar a conocer cómo dicta el Creador el destino del hombre, cómo provee al hombre con Su vida, cómo obra la verdad dentro del hombre. Todas las cosas bajo las disposiciones y la soberanía de Dios obedecen leyes naturales y, si te decides a dejar que Dios organice y dicte todo para ti, debes aprender a esperar, a buscar y a someterte. Esta es la actitud que toda persona que quiere someterse a la autoridad de Dios debe adoptar, la cualidad básica que debe poseer toda persona que quiera aceptar la soberanía y las disposiciones de Dios. Para tener tal actitud, para poseer tal cualidad, debéis trabajar más duro. Esta es la única manera de que podáis entrar en la verdadera realidad.

Extracto de “Dios mismo, el único III”